La Abuela Monica
Un cuento para Mónica
Tía que hora es?- ¿me has preguntado a cada rato?!, sucede algo???-, es que hoy seré una princesa y viajaré junto a mi mejor amiga a nuevos mundos...repite una y otra vez cada cinco minutos la pequeña jugando en el patio del jardín, con su delantal rosado a cuadros y con un claro nerviosismo en la voz....Tía Tía, ahi ta mi abuela, sale corriendo dejando una estela de felicidad en el aire.
Ahora es cuando todo se transforma, se viste de Princesa y no de cualquier princesa, ella es la princesa más linda del mundo, junto a Mónica, su mejor amiga, recorren senderos y valles, cruzan ríos a caballos, dragones y monstruos las atacan, corren, saltan, cruzan un puente y llegan al castillo. Adentro hay manjares deliciosos, una mesa con los platos más exquisitos y por supuesto, con esa lazaña que sólo Mónica sabe hacer tan rica. La lazaña es casi un protagonista principal en esta historia, pues es gracias al rico aroma que han sido capaces de encontrar el camino al castillo y por supuesto, gracias a las fuerzas otorgadas por la exquisita lazaña, es que tienen fuerza para recorrer los caminos recorridos y volver a casa...
Salen del castillo y son atrapadas en un pozo de barro, por suerte el Tata aparece y les lanza una cuerda, siguen su regreso y deciden engañar a los dragones metiéndose al bosque encantado, entre duendes y hadas son transportadas sanas y salvas a la casa de Mónica...esa casa que la pequeña nunca olvidará, esa casa con un gran patio, donde hay perros y gatos viviendo juntos, esa casa que es tan distinta a la de ella...esa casa donde siempre hay alguien que va a buscar a sus abuelos, donde siempre hay invitados, donde siempre quien llama por teléfono resulta ser un compañero o una compañera de sus abuelos...No entendió hasta adulta por que su Madre la hacia callar cada vez que ella le contaba que a su abuela la había ido a visitar una compañera muy simpática...ni tampoco logró comprender hasta adulta, por que su Madre insistía en que sus compañeros de jardin no eran compañeros sino que amigitos...a pesar que ella no era amiga de ellos, es más, ni le caían bien...
De pronto suena el teléfono, ambas saben que es la señal...Rápidamente Mónica mete a la ducha a su pequeña princesa y la vuelve a vestir y a transformar en su pequeña nieta...¿cierto que somos las mejores amigas abuela?...cierto mi niña...¿cierto que mañana puedo volver a venir, cierto?...si tu mamá te deja...¿cierto que tu estarás siempre a mi lado?...yo siempre estaré acompañándote aunque no esté contigo-, contesta Mónica mientras le cepilla su tierna cabellera...
Tía que hora es?- ¿me has preguntado a cada rato?!, sucede algo???-, es que hoy seré una princesa y viajaré junto a mi mejor amiga a nuevos mundos...repite una y otra vez cada cinco minutos la pequeña jugando en el patio del jardín, con su delantal rosado a cuadros y con un claro nerviosismo en la voz....Tía Tía, ahi ta mi abuela, sale corriendo dejando una estela de felicidad en el aire.
Ahora es cuando todo se transforma, se viste de Princesa y no de cualquier princesa, ella es la princesa más linda del mundo, junto a Mónica, su mejor amiga, recorren senderos y valles, cruzan ríos a caballos, dragones y monstruos las atacan, corren, saltan, cruzan un puente y llegan al castillo. Adentro hay manjares deliciosos, una mesa con los platos más exquisitos y por supuesto, con esa lazaña que sólo Mónica sabe hacer tan rica. La lazaña es casi un protagonista principal en esta historia, pues es gracias al rico aroma que han sido capaces de encontrar el camino al castillo y por supuesto, gracias a las fuerzas otorgadas por la exquisita lazaña, es que tienen fuerza para recorrer los caminos recorridos y volver a casa...
Salen del castillo y son atrapadas en un pozo de barro, por suerte el Tata aparece y les lanza una cuerda, siguen su regreso y deciden engañar a los dragones metiéndose al bosque encantado, entre duendes y hadas son transportadas sanas y salvas a la casa de Mónica...esa casa que la pequeña nunca olvidará, esa casa con un gran patio, donde hay perros y gatos viviendo juntos, esa casa que es tan distinta a la de ella...esa casa donde siempre hay alguien que va a buscar a sus abuelos, donde siempre hay invitados, donde siempre quien llama por teléfono resulta ser un compañero o una compañera de sus abuelos...No entendió hasta adulta por que su Madre la hacia callar cada vez que ella le contaba que a su abuela la había ido a visitar una compañera muy simpática...ni tampoco logró comprender hasta adulta, por que su Madre insistía en que sus compañeros de jardin no eran compañeros sino que amigitos...a pesar que ella no era amiga de ellos, es más, ni le caían bien...
De pronto suena el teléfono, ambas saben que es la señal...Rápidamente Mónica mete a la ducha a su pequeña princesa y la vuelve a vestir y a transformar en su pequeña nieta...¿cierto que somos las mejores amigas abuela?...cierto mi niña...¿cierto que mañana puedo volver a venir, cierto?...si tu mamá te deja...¿cierto que tu estarás siempre a mi lado?...yo siempre estaré acompañándote aunque no esté contigo-, contesta Mónica mientras le cepilla su tierna cabellera...
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